Recuperar el ritmo después de las vacaciones es difícil para todos: volver a ponernos unas zapatillas cerradas puede ser todo un trauma después de haber andado descalzos o en chancletas todo el verano… y esto es una cosa pequeña si lo compramos con la necesidad de retomar horarios y rutinas para empezar a pensar en el día de incorporación al cole.
En este post te damos algunos consejos que sirven para todos los peques, a partir de los tres años y también para los adultos, ¿Por qué no?
Mejor paso a paso
Aunque las rutinas no son nuevas, no podemos volver al orden establecido de un día para otro.
Para sentirse sanos, equilibrados y felices, tenemos que estar en consonancia con sus ritmos biológicos.
A finales del verano las horas de dormir, de comer o el tiempo que pasamos juntos ha variado con respecto al del invierno.
Necesitamos crear un periodo de adaptación. Hay que ir poco a poco encauzando los ritmos de nuestros hijos hacia un horario que podamos compartir con él, y que podamos aplicar todos los días durante los meses de cole.
¿Cuándo y cómo hacerlo?
Necesitaremos al menos un par de semanas. La vuelta a las rutinas tiene sus propias claves:
- Anticiparle los cambios: son pequeños, pero les interesa todo lo que atañe a sus vidas. Les podemos decir que nos vamos a acostar antes, a levantar más temprano, o que vamos a empezar a ir al cole. Es importante hacerle partícipe del cambio.
- Introduce los cambios de uno en uno o de dos en dos, ya que las rutinas no son totalmente nuevas. Como son un ‘recuerdo’, no tardará tanto en integrarlas, pero aún así es importante respetar el tiempo de adaptación a cada cambio.
- Acomete los cambios de forma progresiva: si en verano se levantaba a las 10 h. no podemos despertarlo a las 7 h. de un día para otro. Deberíamos tomarnos nuestro tiempo: levantarle unos días a las 9 h., otros a las 8 h… para finalmente llegar al objetivo.
¿Por dónde empezamos?
La hora de levantarse, la de acostarse, las comidas… ¿Qué orden tenemos que seguir para recuperar las rutinas y horarios habituales?
1. La hora de irse a la cama. Es lo primero que deberíamos cambiar. Para volver a acostarse antes, organizaremos una cansada tarde de actividades, la puerta de entrada a un sueño feliz. Si le acostamos más temprano, también podremos levantarle antes.
2. La hora de levantarse. Es la consecuencia de la hora a la que nos acostemos. Es importante que sus horas de sueño sean de calidad y que el sueño dure más o menos lo mismo. Nunca menos.
3. La hora de la comida. Horarios y tiempo de comida, lugar, forma de hacerlo, menú… todo ha podido cambiar durante el verano. La hora de la comida es mejor integrarla directamente, sin transiciones.